Durante los tiempos de crisis la mayor parte de las personas trasladaron sus actividades cotidianas a su hogar. Esto dió origen al sedentarismo y a algunas condiciones relacionadas con la falta de actividad. Los estudiantes especialmente vieron afectada su capacidad cognoscitiva. La dificultad para aprender y concentrarse fue cada vez mayor. De aquí la importancia de realizar pausas activas durante las labores habituales. Estas proporcionan no solamente un restablecimiento físico sino tambien mejora la función cerebral, aumentando la concentración y reduciendo el estrés.
Investigaciones recientes muestran que nuestros cerebros no están inactivos cuando tomamos descansos, están trabajando duro para procesar los recuerdos y ayudarnos a dar sentido a lo que experimentamos. Cuando descansamos el cerebro todavía está muy activo, con un conjunto diferente de regiones “encendidas” que cuando estamos enfocados en el mundo exterior.
Otros experimentos demostraron que este modo predeterminado es crucial para consolidar recuerdos, reflexionar sobre experiencias pasadas y planificar el futuro; en otras palabras, ayuda a dar forma a la manera en que le damos sentido a nuestras vidas. Los descansos mantienen nuestro cerebro sano y juegan un papel clave en las habilidades cognitivas como la comprensión lectora y el pensamiento divergente (la capacidad de generar y dar sentido a ideas novedosas).
IMPULSAR LA FUNCIÓN CEREBRAL
Los descansos para hacer ejercicio, ya sean actividades breves en el aula o en el recreo, ayudan a promover la aptitud física, que a su vez mejora la salud del cerebro. En 2013, la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos publicó un informe importante sobre los beneficios de la actividad física en el desarrollo cognitivo y el éxito académico de los niños y los jóvenes.
En ese momento, menos de la mitad de los estudiantes estadounidenses cumplían con la pauta federal de 60 minutos de ejercicio diario. Al reunir a expertos en una variedad de campos, el informe expuso el caso de por qué el ejercicio regular no solo brinda beneficios para la salud física de los estudiantes, sino que también mejora su funcionamiento cognitivo, lo que lleva a un mayor rendimiento académico.
¿Cómo mejora el aprendizaje el ejercicio? La actividad física aumenta el flujo sanguíneo y la oxigenación en el cerebro, impulsando la conectividad neuronal y estimulando el crecimiento de las células nerviosas en el hipocampo, el centro del aprendizaje y la memoria. Así que el ejercicio realmente cambia la estructura de nuestro cerebro, con una serie de beneficios: mejor atención y memoria, mayor actividad cerebral y función cognitiva, y mejor estado de ánimo y capacidad para lidiar con el estrés.
Décadas de investigación muestran que los niños y jóvenes físicamente activos superan sistemáticamente a sus compañeros inactivos académicamente tanto a corto como a largo plazo.
Finalmente se recomienda realizar pausas activas cada dos horas en medio de las actividades cotidianas. Realizar una caminata o un estiramiento es importante para mejorar la productividad durante el dia. También es recomendable realizar una actividad que nos guste y motive al cerebro, recordando la importancia de tomar una postura física diferente a la que se tenía antes de realizar la pausa. De esta manera se podran percibir beneficios inmediatos que ayudaran a reducir el estrés y mejorar la capacidad de desempeño del estudiante.